El modelo tradicional de familia ha cambiado significativamente en las últimas décadas. Hoy en día, es cada vez más común que las parejas opten por convivir sin contraer matrimonio, bien sea por convicción personal o por diversas circunstancias.
Aunque no existe un vínculo legal tan formal como el del matrimonio, las parejas no casadas que deciden separarse también deben enfrentar importantes cuestiones legales, especialmente cuando tienen hijos en común o bienes compartidos.
Para regular estos aspectos, existe una herramienta clave: el convenio regulador, que ofrece un marco legal y organizativo incluso cuando la pareja no ha estado casada.
¿Qué es un convenio regulador?
El convenio regulador es un documento legal en el que dos personas que han compartido una vida en común, ya sea dentro o fuera del matrimonio, establecen las condiciones de su separación. Este acuerdo puede incluir la regulación de temas tan importantes como la guarda y custodia de los hijos, la pensión alimenticia, el uso de la vivienda familiar, la repartición de bienes y otras cuestiones derivadas de la convivencia.
Si bien este es comúnmente asociado con los procedimientos de divorcio de parejas casadas, su uso no se limita exclusivamente a este ámbito. Las parejas que no han formalizado su relación mediante el matrimonio también pueden beneficiarse de este acuerdo, especialmente cuando tienen hijos en común o si han adquirido bienes de manera conjunta durante su convivencia. En estos casos, la formalización de un convenio regulador permite establecer de forma clara y ordenada las obligaciones y derechos de cada miembro de la pareja al momento de la separación.
La necesidad de un convenio para parejas no casadas
Cuando una pareja no casada decide separarse, los problemas que pueden surgir no son menores que los de una pareja que se ha divorciado. Aunque no exista un vínculo matrimonial legal, la convivencia prolongada y, sobre todo, la existencia de hijos en común crean una serie de responsabilidades y derechos que deben ser resueltos para evitar futuros conflictos.
Un convenio regulador es esencial en este tipo de situaciones por varias razones:
- Protección de los hijos: Los hijos comunes son la prioridad en cualquier separación. El convenio protege sus derechos, asegurando que ambos progenitores asuman su responsabilidad tanto económica como emocional.
- Organización del futuro: El convenio permite organizar aspectos clave como la custodia, el régimen de visitas, y la distribución de bienes de una manera estructurada, evitando que las decisiones se dejen al azar o a la buena voluntad, lo que podría generar tensiones y desacuerdos en el futuro.
- Seguridad jurídica: Aunque la pareja no esté casada, una separación mal gestionada puede llevar a disputas legales prolongadas y costosas. Un convenio regulador, si es homologado judicialmente, adquiere validez legal, lo que proporciona una base firme para que se cumplan los acuerdos.
Principales puntos que se regulan
El convenio regulador de una pareja no casada aborda aspectos fundamentales que son necesarios para garantizar una separación equilibrada y justa. Los puntos más relevantes que se regulan en este documento incluyen:
Guarda y custodia de los hijos menores
Uno de los aspectos más importantes a resolver es con quién vivirán los hijos y cómo se organizará la relación con el progenitor que no tenga la custodia. Existen diferentes modalidades de custodia:
- Custodia compartida: Ambos progenitores se alternan para cuidar a los hijos, compartiendo tiempos de convivencia de manera equilibrada.
- Custodia monoparental: Uno de los progenitores asume la custodia principal, mientras que el otro establece un régimen de visitas.
La decisión sobre la custodia debe priorizar siempre el bienestar de los hijos, buscando la mejor opción posible para su estabilidad emocional y desarrollo.
Régimen de visitas
Cuando la custodia no es compartida, es fundamental establecer un régimen de visitas para que el progenitor no custodio pueda mantener una relación cercana y constante con los hijos. Este régimen debe incluir no solo los tiempos de visita ordinarios, como fines de semana, sino también las vacaciones, días festivos y otras situaciones especiales, para garantizar que ambos padres puedan disfrutar de la crianza.
Pensión alimenticia
Otro punto crucial es la pensión alimenticia. Ambos progenitores tienen la obligación de contribuir al sustento de los hijos, independientemente de su relación sentimental. La pensión alimenticia debe cubrir los gastos de alimentación, vivienda, educación, vestimenta y otros aspectos necesarios para el bienestar de los menores. El monto de esta pensión se establece en función de las necesidades de los hijos y las posibilidades económicas de cada progenitor.
Uso de la vivienda familiar
Si la pareja convivía en una vivienda común, ya sea en régimen de alquiler o propiedad, es necesario establecer qué sucederá con esa vivienda tras la separación. El convenio regulador puede determinar que uno de los miembros de la pareja siga viviendo en la casa familiar, especialmente si tiene la custodia de los hijos, o que se venda y se dividan los beneficios entre ambos. También es posible acordar compensaciones económicas si una de las partes cede el uso de la vivienda a la otra.
Reparto de bienes comunes
Aunque las parejas no casadas no están sujetas a un régimen económico matrimonial, es posible que hayan adquirido bienes de manera conjunta durante su relación. Estos bienes deben ser repartidos de manera justa al momento de la separación. En el convenio regulador se puede incluir un acuerdo sobre cómo se dividirán estos activos, ya sean propiedades, ahorros, vehículos u otros bienes materiales.
Pensión compensatoria
En determinadas situaciones, uno de los miembros de la pareja puede haber sacrificado su carrera profesional o haber contribuido de manera significativa al bienestar económico de la familia durante la convivencia. En estos casos, puede incluirse en el convenio una pensión compensatoria para equilibrar las diferencias económicas que surgen tras la separación.
¿Cómo se formaliza?
El proceso para formalizar un convenio regulador en parejas no casadas es similar al de las parejas casadas, aunque no esté vinculado a un proceso de divorcio. Los pasos a seguir son los siguientes:
- Negociación y redacción del convenio: El primer paso es que ambas partes negocien y lleguen a un acuerdo sobre los distintos aspectos que desean regular. Este acuerdo debe estar guiado por la equidad y el interés superior de los hijos. Es recomendable contar con la asistencia de abogados especializados en derecho de familia para garantizar que el convenio sea justo y legal.
- Homologación judicial: Una vez que el convenio está redactado, si la pareja tiene hijos menores de edad, es necesario presentarlo ante un juez para que sea homologado. Esta homologación da al convenio carácter de sentencia judicial, lo que significa que, en caso de incumplimiento, cualquiera de las partes puede acudir a la justicia para exigir su cumplimiento.
- Modificación del convenio: Si en el futuro cambian las circunstancias (por ejemplo, uno de los progenitores cambia de empleo o los hijos crecen y sus necesidades cambian), el convenio puede ser modificado. Esta modificación debe realizarse de mutuo acuerdo entre las partes o mediante una resolución judicial si no hay consenso.
Ventajas de formalizar el convenio
El convenio regulador para parejas no casadas ofrece múltiples ventajas, entre ellas:
- Claridad y seguridad: Establecer por escrito las obligaciones y derechos de cada parte reduce las ambigüedades y los posibles conflictos en el futuro.
- Protección legal: Una vez homologado, el convenio tiene validez jurídica, lo que permite que cualquiera de las partes lo haga cumplir ante los tribunales.
- Evitar litigios: Al contar con un acuerdo previo, se evitan largos y costosos procesos judiciales en caso de desacuerdo, ahorrando tiempo, dinero y estrés emocional.
- Bienestar de los hijos: El convenio protege el bienestar de los hijos, garantizando que sus necesidades estén cubiertas y que mantengan una relación sana con ambos progenitores.
Así, en la elaboración de un convenio regulador entre parejas que no están casadas, es fundamental contar con el asesoramiento de abogados especializados en divorcios. Estos profesionales no solo garantizan que los acuerdos sean justos y equilibrados para ambas partes, sino que también aseguran que se cumplan con todos los requisitos legales necesarios, evitando futuros conflictos.
Un abogado con experiencia en este ámbito puede ofrecer una guía experta, adaptada a las circunstancias particulares de la pareja, protegiendo tanto los intereses individuales como los de los posibles hijos en común.