Dicho en términos, el concurso de acreedores es un mecanismo que permite a los deudores que se encuentran en estado de insolvencia reestructurar su deuda. Esto, a su vez, les permite seguir con sus actividades profesionales o empresariales y, al mismo tiempo, continuar pagando las deudas a sus acreedores. Para ayudarte a conocer a detalle este sistema, veremos qué es el concurso de acreedores, cómo se gestiona y cuáles son sus consecuencias.
Características generales del concurso de acreedores.
Los términos aplicables al concurso de acreedores se encuentran delineados dentro de la Ley de segunda oportunidad. Se trata de mecanismos que permiten que el deudor goce nuevamente de cierta solvencia económica que le permita cubrir sus deudas. Con esto, puede seguir realizando su actividad económica con cierta normalidad. Esto ofrece ventajas adicionales, pues evita incrementar su deuda en el supuesto caso que deba extinguir contratos de trabajo. Al mismo tiempo, al permitirle realizar su actividad económica principal puede tener los medios necesarios para responder a sus acreedores. Esto, por supuesto, abre la posibilidad de poder pagar las deudas al sanear su situación económica.
Adicionalmente, eso no le resulta ventajoso únicamente al deudor. El hecho de que se mantengan en activo los bienes del deudor resulta más beneficioso para todas las partes implicadas. Por un lado, para el deudor significa que podrá conservar su patrimonio y generar dividendos, que a su vez contribuyen al sostén familiar.
En el mismo orden de ideas, resulta mejor para los acreedores que se proceda a la reestructura de deuda, puesto que los activos suelen ser más productivos cuando se utilizan en conjunto que cuando se liquidan por separado. Además, en caso que se liquida el patrimonio para pagar la deuda, los acreedores tendrán que vender los bienes para convertirlos en valores y que sean realmente útiles para la actividad económica que ellos realizan. En definitiva, la opción más recomendable es lograr un convenio de reestructura de deuda.
Cómo se presenta el concurso de acreedores.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que el concurso de acreedores sólo puede ser presentado por deudores comunes en situación de insolvencia. En este contexto, lo habitual es que se hayan contraído deudas con varios acreedores y que no se puedan efectuar los pagos correspondientes de forma regular y puntual. A esta situación se le conoce como insolvencia actual, pues se trata de una situación vigente. Por otro lado, pudiera ser que el deudor sea consciente de que no podrá cumplir con las obligaciones adquiridas con los acreedores. En este caso, estaríamos hablando de insolvencia inminente, pues en realidad no se trata de una situación que esté vigente por el momento, pero es inminente que ocurrirá.
Dadas las circunstancias, el concurso de acreedores puede ser presentado por el deudor. A este mecanismo se le conoce como concurso voluntario. También es posible que sean los acreedores quienes promuevan el concurso y, en tal caso, se estaría hablando de un concurso necesario. Para fines prácticos, ambos procesos cumplen la misma finalidad, por lo que su funcionamiento es muy similar. En cualquier caso, el propósito por el que se presenta el concurso de acreedores es para alcanzar un convenio entre los acreedores y el deudor con la finalidad que la deuda sea reestructurada. Sin embargo, en caso que se considere que es improcedente la reestructura de deuda, se procede a la liquidación del patrimonio del deudor.
Desarrollo del concurso de acreedores.
Básicamente el concurso de acreedores se divide en tres fases, a través de las cuales se resuelve qué ocurrirá con las deudas. Por lo tanto, se procederá a la declaración del concurso, la fase común y la resolución.
La fase de declaración corresponde al procedimiento con el que se inicia el concurso de acreedores. El propósito principal de este paso es verificar que el concurso sea procedente. Por lo tanto, deberá existir una situación de insolvencia actual o inminente por parte del deudor. Posteriormente, en la fase común se determinan los activos y pasivos con los que cuenta el deudor. Esto significa que se hace un inventario de los bienes, incluyendo su patrimonio, así como de sus cargas y obligaciones. En este punto, en presencia de todos sus acreedores se nombra una administración que será la que intervenga en la gestión de inventarios. Además, está entidad será la encargada de la tramitación de todo el proceso concursal.
Por último, se procede a la fase de resolución. En este punto, pueden ocurrir dos escenarios. Por un lado, la administración concursal puede determinar que procede la liquidación del patrimonio del deudor, con lo que se saldarían las deudas en el momento de su ejecución. Por otro lado, puede determinarse la aprobación de un convenio que incluye los términos de la reestructura de deuda. Como es lógico pensar, la última opción es la preferible para el deudor, pues le permite continuar con su actividad económica y, al mismo tiempo, conservar su patrimonio. Además, para los acreedores también es una buena opción, pues les permite recuperar la deuda a través de valores, mientras que en la liquidación de patrimonio habitualmente se recibirán pasivos que habría que vender para convertirlos en valores.
Aún así, es probable que la administración concursal determine que lo mejor es liquidar el patrimonio del deudor, especialmente si considera que su estado de insolvencia le impide alcanzar la reestructura de deuda. Si se determina la liquidación entonces se procederá a realizar un avalúo de los bienes para proceder a su enajenación o, dicho en términos más comunes, su embargo. El propósito de esta medida es recuperar la deuda a través del patrimonio del deudor.
Si te encuentras en una situación de deuda y en situación de insolvencia, podrías recurrir al concurso de acreedores. Por supuesto, lo mejor es contar con la asesoría de abogados expertos en derecho concursal para obtener el mejor resultado,especialmente porque saben cuál es el proceder más recomendable. De esta manera, podrás conservar tu patrimonio, reestructurar tu deuda y continuar con la actividad económica que realizas.